lunes, 19 de abril de 2010

Bienvenida

Bienvenida al camino

de las cosas que cambian de nombre,

viajando en un auto pequeño y frío,

es de noche en la ruta

donde comienza tu espiritualidad.

No es necesario que bajes los ojos

cuando la noche hable, más

tarde hay que sobrevivir a fiestas,

y a una guerra en germen

aunque comience tu espiritualidad.

Entonces se hace posible este recuerdo,

este habitar fuera del agua de los peces

cuando somos los peces.

Luego la oscuridad traerá

sus hijos hasta aquí, engañados,

hasta el hueco donde caen las palabras

como fuerzas en tu espiritualidad.


María de la Paz Garberoglio

Paisaje


Vi que volviste

joven para verme.

Detrás de estas palabras

como árboles

estoy yo.

Vine con mi hija,

con mi pasado

que es mi padre,

y con las palabras

para irte.

Para saber

que seguiremos,

con los dedos apretados

un paisaje.

Salgamos,

caminando perdidos

a través de la gente

no somos los de antes

ni los de ahora.


María de la Paz Garberoglio

miércoles, 14 de abril de 2010

Sed

Las flores que comíamos de chicos,
esa especie de miel, nos colmaba.
La primavera florecía fluorescente a nuestro alrededor.
Por el aire no había nada,
todo era puro. Eramos primos y hermanos del corazón. Corríamos lento -y sin destrezas- por los jardines descuidados; después, con las manos, comíamos comida sin forma, en la cocina.

La casa se venía abajo cuando nos íbamos.
Se partía.

Y al volver cada semana, nos recibía nuevamente
con su amor jungla interminable. El olor pastoso a verde y los insectos que vienen con la humedad. El color de la tierra virgen y, con superioridad, su humor nocturno.

Hasta que un día dejamos de frecuentar su sombra.
Nos descuidamos. El olor húmedo se hizo gris.
Las grietas llegaron al árbol y le dieron muerte.
Paredes y pisos putrefactos, pórfidos. Los jardines
patetizados, sin alma. En un rincón, una lata de atún de Tailandia, con filo, tirada, tapada de hojas, arrumbrada, ridículo.

Adolfo Arenas