jueves, 26 de mayo de 2011

martes, 17 de mayo de 2011

¡Ediciones Presente en arteBA!

Publicaciones Independientes en arteBA 2011

Vamos a estar en Purr, barrio joven, BJ13 presentando la Biblioteca Rodante.
Mas de 100 publicaciones para consulta y lectura contenidas en el modulo diseñado por Ariel Jacubovich.
Habrá eventos, rifas, brindis y visitas a galerías amigas.
Los esperamos para compartir!
Gracias a las publicaciones, a Purr y a todos los que trabajaron desinteresadamente para hacer esto posible!!!

/ yasonlasdoce / canopus / morgue / sede / malos pensamientos /

/ fanzines de melina dorfman / 2 obras / f.d.a.c.m.a. / TLC /

/ arta / poesía manuscrita / proveedora de droga / color pastel /

/ ed. tocadesata / aura poesía visual / numero a / wilde horses /

/ camalote / fanzines de geraldine lanteri / script / ur / arromo /

/ relatos al vacio / ed. belleza y felicidad / no-retornable / sauna /

/ ramona / tyrannus / ruby mag / musgo / circulacion / cardozo /

/ spiral jetty / vat / me quede largo rato / noi / arromo / cobra ed. /

/ otso / london / latte / dada mini / superabundans haut / fanzines de antonella /

/ árbol de diana / para los ciegos los papagallos parecen personas /

/ richter prod./ cocomanche / cantero / atypica / plebeya / wkd mag /

/ correspondencia / eureka! / fin de mundo / antolín / ed. presente / ed. urania /

/ peck-a-boo / fibra editora / ácido surtido / anuario / la ponzoña /

/ big sur / escape! / patoruza domínguez / un falduo / ed. redondel /

/ tournée / micromomentos / antes de ayer / paisajes y camas / due /

/ colección / suppe / ingrid / obra / lazos / espacio / me encantarías /

/ visualmensual / patio/ puente / pulsar /

arteBa 2011 edicion 20

fecha
19 al 23 de mayo
inauguración oficial
18 de mayo (solo por invitación)
horario
13.00 a 21.00 horas
lugar
La Rural
Pabellones Azul y Verde
Av. Sarmiento 2704, Buenos Aires
eventos confirmados
yasonlasdoce, sabado 21 a las 18.00 hs.
no-retornable, domingo 22 a las 18.00 hs.
rifa x la biblioteca, domindo 22 a las 19 hs.

www.publicacionesindependientes.blogspot.com
(en construcción, se siguen sumando publicaciones!)

lunes, 2 de mayo de 2011

Nota escrita por Facundo Soto para Somos Noticia sobre la presentación de los nuevos títulos publicados por Ediciones Presente

http://www.somosnoticia.com.ar/titular.php?id=246

Sábado 30 Presentación de nuevos títulos en Purr a las 19. 30 hs.

Un capítulo se Las obras de arte en mi vida de Tamara Domenech

XVII-

En el taller no encuentro las formas que necesito para comprender el desorden. Tomo el juego de llaves que se volvieron doradas de golpe y cierro la puerta. Dejo las cosas en silencio, lo más preciado, vacío de mí. Acaso las formas que ansío estén afuera, en la calle, sobre las veredas, en los rostros de la gente que camina, en un portón que tenga mi misma cerradura, en un bazar, en otras rutinas, en el descanso que se da la gente vieja, en un cajón de mandarinas, no sé.
Salgo con mi pelo revuelto que tiene papeles pegados. Mis manos manchadas de daiquiris y plasticola. Estoy descalza y con la ropa sucia. Tengo puesta una remera muy larga blanca y un jogging oscuro que guardan pedazos de acrílico de un tiempo remoto. Es una vestimenta del pasado que tiene reminiscencias en el presente, reliquias de sentimientos por venir.
Camino para engancharme al mundo, me dispongo a encontrar las pintas de chocolate que tiene para mí. Necesito que se mezclen en mi tutú mental para que expresen el misterio de lo que no pude ordenar.
“Vengan a mí, las requiero para descubrir nuevos métodos de conocimiento” les pido.
Saber es caminar. Saber es necesitar compañía. Saber es estar solo. Saber es aceptar la rebeldía de los materiales de la casa. Saber es un despilfarro de tiempo. Saber es compartir las dudas con las personas bien vestidas. Saber es alentar al mundo a que nos de la cantidad de chocolate que nuestra razón come. Saber es convidar las cáscaras amputadas de semillas relucientes. Saber es querer escupir. Saber es lo que sobra. Ramos de margaritas bien dispuestas en una florería que se desvanece en la penumbra.
Camino una cuadra y me cruzo con un chico que me mira a los ojos después de haber mirado mi remera. Los ojos del chico son claros, vibran en sintonía con el cielo que nos protege. Su mirada es un golpe de timbal, un sonido que despabila mi modorra.
Pasan unos segundos nada más y me doy cuenta de que primero había mirado mi remera porque él también la tiene manchada de colores como sus zapatillas All Star. Nuestros colores se miraron primero y nos avisaron que también teníamos ojos.
En ambos, los colores de las remeras no se relacionan con lo incoloro de las miradas. Nuestra ropa dice cosas que los ojos no tienen y se produce un romance callejero entre las prendas.
Mi remera a la de él le dice “qué paleta más floral. Es realmente preciosa”. Y su remera a la mía le responde “me gusta la tosquedad de la tuya. Es la tierra húmeda y maciza que necesitaría, si tuviera tiempo, para que mis flores pudieran ser reales”.
Una mancha de mi pantalón ubicada atrás, sin dar la cara le pregunta a su ropa “¿adónde van, por qué están tan apurados?”, “al trabajo” responde su conjunto. “¿Y vos adónde vas?” repregunta su ropa. Y mi pantalón y mi remera le contestan que no vamos a ningún lugar específico, que estamos caminando con un objetivo anti trabajo.
La remera del chico se estremece, parece desear acompañarnos en el paseo pero sus ojos inclinan la balanza hacia el deber mientras sus pies hacen fuerza de trípode hacia los míos.
“¿Adónde vas a trabajar con esa ropa?” le preguntamos.
Y el pantalón limpio de él nos dice que a un taller que queda a la vuelta de donde estamos.
“Ah, qué lindo. Nosotros recién cerramos el taller, lo dejamos vacío de nosotros porque necesitábamos llenarnos de una forma esquiva” le decimos.
El chico se adelanta para despedirse pero ocurre algo inusual. Nuestras remeras empiezan a besarse, a mezclar las paletas del pasado. Se acarician con ternura como si hubiesen estado esperando con pasión la llegada de este momento.
Con el chico casi no nos miramos por vergüenza, no podemos creer que dos remeras se estén desnudando de esa manera frente a nuestros ojos.
Mientras se besan caen penas, tallos de margaritas secos y crocantes, sentimientos cándidos en desuso, alegrías sin recipientes, cáscaras de banana negras de noche, gotas de savia batidas con huevos, azúcar rubia, cucharas sin mango, onomatopeyas de amores rotos, vasos de plástico resquebrajados, baba dorada, piedras rezagadas de saber decir.
– ¡Mirá cómo absorben nuestros pies lo que las remeras tiran!, le digo al chico que mira al cielo pidiéndole a dios ser sacado del amor entre los objetos.
– Es que me tengo que ir.
– ¿Pero no podés caminar con toda esa montaña de cosas entre los pies?
– Ya lo sé. Me quedo porque no puedo irme.
– ¿Y si tenemos que quedarnos mucho más tiempo parados esperando a que nuestras remeras terminen de quererse, qué podemos hacer? ¿Podrías avanzar tu trabajo de taller acá parado?
– Es que quería pintar unas flores.
– Y bueno, hacé el boceto ahora.
– ¿Y cómo?
– Sobre mi cara.
El chico decidido saca una birome verde, un marcador rosa, un pincel con témpera celeste y empieza a dibujarme flores en la cara. Y después en los papeles que tengo pegados en el pelo y después en las manos y después en el pantalón y después en los pies simulando las zapatillas que no tengo y después sobre el borde finito de mi remera sin interrumpir el romance.
Me siento tan linda.
Encontrar una forma es dejarse estar.
Abrirse paso a la interrupción.
Dejar que el amor se produzca entre la ropa de antaño y la desconocida.
El adentro del taller es el afuera del mundo.
Los materiales, en las vacaciones que necesitan.
El silencio en un cajón de mandarinas.
Encontrar las formas es sacar afuera los materiales que quedaron atrapados en un daiquiri de frutilla.
Abandonar la trama preciosa para airearla, dejarla vencer para que se vuelva a enamorar.
¬ – Y vos ¿por qué tenés tu ropa manchada?, me pregunta el chico.
– Eso no importa. De lo último que quiero hablar es de mis manchas porque tendría que dar una clase de historia del arte desde mi ropa de vista y no tengo ganas de hablar. Pero si estás aburrido, por ahí podés limpiarme y empezar el boceto de nuevo. ¿Querés?
– No sé.
– Dale por favor, empezá todo de nuevo, insisto de lo contenta que estoy.