domingo, 27 de noviembre de 2016

Presentación de Corazón Estrella de Alfredo Holzmann Gelinger, con prólogo de Roberta Iannamico, ilustrado por alumnos de las clases de arte que coordina Lanfranco Ezpeleta y editado por Ediciones Presente.

Hace unos días visité el Museo Histórico de Colonia, Uruguay en el que se mostraban, entre otros objetos, el mobiliario, los instrumentos, los adornos de las familias portuguesas que se apropiaron de esas tierras a mediados del siglo XVII. Al lado de dicho Museo, ex vivienda de las familias colonizadoras, visité otro Museo Casa perteneciente a los sirvientes de la primera.
Algunas diferencias que saltaban a simple vista: una era grande, luminosa, tenía adornos mientras que la otra era pequeña, oscura, contaba con el mobiliario básico para la supervivencia: cama, cocina, pileta para el aseo personal, santuario.
Yo no dejo de sorprenderme frente a la desigualdad, sea turista o trabaje, perpetuada hasta nuestros días en el espacio destinado al servicio doméstico en cualquier departamento de cualquier ciudad, con su correspondiente entrada independiente a la casa, la cercanía a la cocina, la distancia respecto de las habitaciones, la sala de estar, el patio, la terraza o jardín.
Se preguntarán por qué traigo a colación esta anécdota, y es básicamente porque son estas imágenes, de ayer y de hoy las que estimulan a Ediciones Presente a desandar conquistas económicas, culturales y literarias; lugares cristalizados, en cambio de bellos y frágiles cristales puestos en las vitrinas del tiempo, formatos a partir de los cuales se consagran autores, militares, fechas, libros, héroes, en detrimento de adquirir una cosmovisión del cielo en su conjunto.
Frente al Sistema de Estrellas, que necesita la industria cultural para posicionar personas como productos en el mercado, tener una panorámica del cielo nos permite dilucidar que, cuantas más estrellas, mayor luminosidad, menos probabilidad de perdernos.
Como el libro que presentamos hoy de Alfredo, Corazón Estrella, que ve la luz desde Santa María provincia de Buenos Aires.
Pienso en la palabra “remoto” como si desde la poesía nombráramos el mundo por primera vez. Y creo que, aún usando las mismas palabras, como por ejemplo “servicio”, no sería ni militar, ni doméstico, ni la precarización que supone su recaudación en el capitalismo tardío.
Sino más bien una forma de obrar, haciendo hinca pie en autores, alumnos, profesores, artistas, que modifican la perspectiva desde la cual se configura un espacio en el que no es sustancial la división de aquello que se recorre, sea una casa, una familia, una nación, un aula, la ciudad, sino más bien el forjamiento de una mixtura en la que es imposible esconder voces, una comida hecha sin sobras, palabras en cada uno que abre la ventana de su cuarto y el mundo escucha.
Una editorial al servicio de viabilizar otros caminos de ir y volver a lo que sentimos y pensamos conocido, aprendido, y no sabemos que podemos sentir y pensar a partir de nuevas obras como la que hoy presentamos de la mano de Alfredo Holzmann Gelinger, Lanfranco Ezpeleta, Roberta Iannamico, Roger Colom, Nicole Palazzo, Jonathan Espeleta, Rocío Milagros Rodríguez, NarelaLepetiz, Candela Ramírez, Exequiel Coria, Rocío Maisano, Darío Kechiyan, Agustín Ávila, Dalila Velázquez, Agustín Avalos, María Sol Zadorozny, Andrea Escobar, Evelyn Elías, Nicolás Ortiz, Belén Gómez, Mariano Caraballo, Juan Pablo Osudar, Nicolás Monzón y Ezequiel Rodríguez transmutando una andanza en una travesía.


Tamara Domenech, Noviembre 2016.

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