lunes, 12 de septiembre de 2011

Lecturas

Daniel Schiavi/ Edgar Bailey

Marina Mariasch/ Susana Thénon

Noelia Rivero/ El Eclesiastés

Paula Peyseré/ Julia Sarachu

Tamara Domenech/ Tristán Tzara



Daniel Schiavi/ Edgar Bailey

1989 SI TRAC, SI TRAM un manifiesto


Argentina es un ñoqui: morfar y trompearse.
Es un desierto de castigo: enorme pero de tres canillas, amplio pero con pocas sillas, en Argentina se sobra.
Los sobrantes tomamos esta decisión: entrar al país y quedarnos.
Tomamos la fusta, el chorizo, la jeringuilla y la tacuara
Y llegamos hasta su puerta.
Escribimos con la pija y borramos con el culo.
Somos lo que se viene: marcianos de la tierra.
No tenemos lengua.
Tenemos un cojinete, un prensa-carne.
Aspiramos al lenguajo: sonido de punto final.
Aspiramos lo que venga, acrecentar, insuflar, apropiar,
En la secesión.
En la nebulización.
La autonomía.
El nomadismo.
La supervivencia.
Somos los no-garantizados.
Aspiramos a quedarnos para que el suelo grite lo que tenga.
Semenarios de muerte.
La muerte está a la izquierda.
Somos bribones y joputas.
Nos gusta chupar, coger y cagar.
Somos nobles del palo, somos finos pedregosos.
Nos escribimos todo
Nos leemos todo
Estamos en el círculo militar
En los museos y boutiques
En las canchas
Y en las cadenas de montaje de Autolatina
Somos gastro-lógicos.
Nos damos con damajuana y vino fino
Comemos polenta y fidebuá.
Pusimos una señal en tu floresta
Y vamos para allá.
Estamos para levantar el muerto:

Picabia, Isidro Velázquez, Ameghino, Blanqui, Benjamin, Hendrix, Santucho, Darwin, Claudio Slemenson, Eduardo Bergman, Homero, Lennon, Tupac, Marx, Fannon, Marylin, Bacon, Lao Tzé, el Aeropagita, Pelé, Sandokan, Artaud, Guillermo Tell, el Avión Plus Ultra, Domitila, Macedonio, Turner, Lamborghini, Kant, Fijman, Boges, Prodán, Sabino Navarro, Astudillo, Pavese, Lautremont, Trotsky, Beethoven, La Pasionaria, Juana de Arco, Grombowicz, Ferlinghetti, Natase, Cioran, El Quijote, Einstein, Win Wenders, Tutankamon, Las Cibeles, Machu Pichu, Evita, el Mudo, Sonia Braga.

Nos hemos puesto a soñar con un ojo abierto.
Te vemos mover.
Somos minuciosos y litúrgicos
Somos malísimos
Somos buenísimos.
Argentina está impresa en cada nuca.
Somos pedazos parlantes cansados del conjunto.
Somos el cacho antropofágico.
El aceite que cae de la novela en tu plato de lentejas.
El programa: hacerte el culito.
Manejamos computadoras.
Sabemos conducir.
Tenemos vacas y garbanzos.
Lanchas y buzos.
Tenemos minas, potras, vírgenes, gordas, bizcas, atletas, amas de casa y parturientas.
Sabemos lo de los tenedores y lo de Suiza.
Pusimos una señal en tu floresta
Y vamos para allá.
Es un movimiento geológico
Una onda en la tierra.
Verán surgir algún mamporro de entre sus piernas y les dará en las pelotas.
Argentina hiede a mansedumbre como si ya nunca más.
Somos los super-civilizados, los reglamentosos, somos limpios y ordenados, estamos dentro de tu casa amasando la albóndiga de vidrio.

SI TRAC, SI TRAM es la fábrica hundida en el canal, el cementerio de animales, un azufre
Sulfuroso que borbotea en la pupila.
Somos un excremento de los hierros
Un tendón contraído del cadáver
Un musgo en la mejilla del fiambre.
Tenemos avionetas y télex
Tenemos polvo de maquillar
Estamos en el río y en el edificio
En la sierra y en el lupanar
Somos la manteca y el pistolón
Para cuando recojas tu tarjeta.
Somos la roseta no entendible
La protuberancia en el cutis limado
Todo lo necesario vendrá a nosotros
Parte muerta y parlante
Para romperte el orto en el orto del tiempo.
Literatura literadura
Grafo inorgánico, lítico
Mortadela, mortadel, mortanostra,
Farfalaj, farsalaj, gulash,
Bulbul, comechingón, tamal, tapioc,
Talambre, putaparió, sake, chauminen,
Rompeportón.
Literatura de la tarántula
De la anaconda
Estamos en la tele y el hospital
En la reserva y en la academia.
Litera del pulgón del rey
Literachuta
Somos la leche del manual
El jugo del papel diario
La supuración del faxs
El chorrito que salta a tu cara
Desde la muñeca navideña.

El Tucu, Fourier, Periquita, Kropotkin, Al Pacino, Satie, Sor Juana, Sandino, los 3 Chiflados, Osatinsky, Walsh, Fernández Palmeiro, Moreno, Giovanni, Arlt, El Gaita, Vallese, la perrita Laika, Marco Polo, Godard, Sade, Schoenberg, Oesterheld, Patti Smith, Dubuffet, Da Vinci, De Chirico, Manal, Althusser, Mariátegui, Lucy Ball,

Sentamos a los muertos en el Luna Park
Para que empiece el boxeo.
SI TRAC, SI TRAM es la trompada a tu ortopedia, el puño de la parte, la alucinación, un zumbido de bombos en la catedral del novio.
Los sobrantes se quedan; se quedan en la presencia, no en el anonimato,
Son de carne, y de su carne brota el arma de carne: pecheo, empujón, palabra, escupitajo,
Voz, trompada, mueca, volumen carnoso que ocupa tu zaguán y agarra tu heladera.

Argentina masca la parte muerta.
Vendrá otro siglo
Y llegará la digestión.


Daniel Schiavi
(1957). Fue co-editor de la revista Miserere (Barcelona). Crítico literario y articulista en Página 12.
Músico con el trío Los Incapaces. De profesión librero. En ocasiones, funcionario.
Publicó “El Honbre” por Ediciones Presente en el 2009 y “De Profundis Cheno seguido de Abreviados de amor” por Ediciones Paradiso en 2004.

La claridad


Me ha tentado siempre la claridad
Y la claridad se me ha negado a veces
Como un pájaro que vuela en sueños
Y cae y sigue cayendo
Sin volar
Como peso muerto
Me ha tentado siempre la claridad
Especialmente la claridad de las hojas de saúco

También la claridad del guijarro
Y de las ramas de abeto
Y la rápida y voraz claridad de una salamandra
He querido tener claridad para mirar
Los terrones del campo recién removido
Y para mirar también el mismo arado
Y el agua que se desliza límpida por la acequia
Claridad he querido para recorrer tantos sueños
Y glorias y poderes y dispersas situaciones y gentes
Y para estar en el aire sin ausentarme del fuego
Me ha tentado siempre la claridad
De estar totalmente en cada flor
En cada herida o condena o semilla
He querido tener claridad para vivir
Y cuando al fin pude definir la claridad que yo buscaba
Advertí cuánto sueño y plumón y roja tierra
Y confusión y olvido hacen falta para comprender claramente
Y estar aquí con total lucidez sentado a la vera del camino
Avivando el fuego bajo el cielo y el polvo de las horas
Y como me ha tentado siempre la claridad
Aquella vez cuando bajo un abierto y extendido sol
Comenzaron a encresparse las aguas de la bahía
Hasta adquirir un tinte violáceo
Y un gran pájaro blanco surgió de repente de entre las nubes
Batiendo sus alas y revoloteando suavemente a mi alrededor
Decidí que era el momento de arrojar estas palabras al mar
Porque la claridad que tanto he buscado
Sólo está en algunos silencios
En algunos espacios en blanco Antes y después de unas pocas y triviales palabras.

Edgar Bailey
Nació en el 19. Murió en el 90. Vinculado desde muy joven a los movimientos de vanguardia en la década que va del 40 al 50 y aún después, su nombre figura en la dirección de las revistas "Arturo" (1944), "Arte Concreto-Invención" (1945) y la legendaria "Poesía Buenos Aires" (1950-1960) con treinta números trimestrales, luego vendría "Zona de la Poesía Americana" (1953-1954), donde su rol fue preponderantemente activo. Creador del Invencionismo: “Inventar objetos concretos de arte que participen de la vida cotidiana de los hombres, que coadyuvan en la tarea de establecer relaciones directas con las cosas que deseamos modificar: esa es la finalidad perseguida por el invencionismo. La distancia que media entre la expresión y la invención es la misma que existe entre la separación y la comunión.” Tuvo gran influencia -el invencionismo- sobre, por ejemplo, el Arte No Figurativo (Ernesto Deira, Noé, Marta Peluffo, etc...)

Marina Mariasch/ Susana Thénon

No quiero tener nada que ver con el amor

No conozco otro espacio
que el que nos separa.
Entre vos y yo se teje una manta
con lana de ovejas que pastan
desde el principio de los tiempos,
desde que nací hasta nuestro primer beso.
¿Quién teje? El chasquido de la lana es dulce,
éxtasis y sentimiento de olvido
en cada uno de los aplausos.
En un rincón estoy yo, lo siento
es un género frágil, no es seguro
¿Ves las flores, estrujadas?
No quiero tener nada que ver con el amor
el amor es impalpable. En cada instante
la realidad se crea
toda de nuevo y cae.
En cada instante estoy alegre y triste
puedo bailar y odiarte
amarte y olvidarme de vos
¿Qué es esto? Un planeta de amor
o guerra colocado
en el centro como una fruta vieja.
Te espero, y esperar
es casi lo mismo que pensar.
El pensamiento se llena, bolsa de agua
sin fisuras, transparente, y tiembla.
No hace falta que sea real, igual existe.
Hay que saber ver lo fértil en lo incierto
pero qué quisiste decir con ese beso
¿amor o sexo, amor o sexo?
Asumamos el riesgo de las palabras.
El intercambio se vuelve más intenso
cuando hay menos sentimientos flotando
confundiendo las cosas, pero las cosas
que decís me rescatan en el medio de la noche
flotamos en una balsa de hielo
atravesados de preguntas y de luz estelar
Creemos que vamos a llegar a la otra orilla.
Pero para qué esforzarse en creer,
creo una cosa y después la otra
No: Existe, tiene que existir
tenemos que actuar como si existiera
aunque toda determinación es un poco falsa
Tengo una sensación de bienestar:
las cosas en su lugar
Esta tarde va a pasar algo,
pero algo se me perdió
imposible de recuperar
esto debe ser una especie de final.
Este mundo no es la conclusión
hay algo allá, invisible como una música
y positivo como el sonido
aunque no estoy convencida
de esta infelicidad atmosférica, real o injustificada.
Por un lado están los objetos que componen mi mundo
por otro lado estoy yo que soy incapaz de nombrarlos
¿Cuál es mi mal, mi enfermedad?
Tengo que hacer algo horrible
Tengo que pedir perdón
por amarte y también
porque a veces me olvido de vos.
A veces amo la violenta supresión
de mí misma que me causa el amor
A veces quiero estar en otra parte.

Marina Mariasch
(Buenos Aires, 1973)
Estudió Letras (UBA) y Sociología de la Cultura (UNSAM). Publicó los libros de poesíacomming attractions (1997), XXX (2001) y tigre y león (2005), todos bajo el sello editorial Siesta, que fundó. También publicó en las prestigiosas Del Diego y Belleza & Felicidad, entre otras.
Textos suyos integran diversas antologías en castellano y otros
idiomas. En 2009 editó El zig zag de las instituciones bajo el sello Vox y este año la editorial Bajo la luna publica su novela El matrimonio. Prepara la edición de un libro de relatos que publicará Mansalva.



Susana Thénon - Canto nupcial (título provisorio)

me he casado
me he casado conmigo
me he dado el sí
un sí que tardó años en llegar
años de sufrimientos indeciblesde llorar con la lluvia
de encerrarme en la pieza
porque yo -el gran amor de mi existencia-
no me llamaba
no me escribía
no me visitaba
y a veces
cuando juntaba yo el coraje de llamarme
para decirme: hola ¿estoy bien?
yo me hacía negar

llegué incluso a inscribirme en una lista de clavos
a los que no quería conectarme
porque daban la lata
porque me perseguían
porque me acorralaban
porque me reventaban

al final ni disimulaba yo
cuando yo me requería

me daba a entender
finamente
que me tenía podrida

y una vez dejé de llamarme
y dejé de llamarme
y pasó tanto tiempo que me extrañé
entonces dije¿cuánto hace que no me llamo?
añares
debe de hacer añares
y me llamé y atendí yo y no podía creerlo
porque aunque parezca mentirano había cicatrizado
solo me había ido en sangre
entonces me dije: hola ¿soy yo?
soy yo, me dije, y añadí:
hace muchísimo que no sabemos nada
yo de mí ni mí de yo
¿quiero venir a casa?

sí, dije yo
y volvimos a encontrarnos
con paz

yo me sentía bien junto conmigo
igual que yo
que me sentía bien junto conmigo
y así
de un día para el otro
me casé y me casé
y estoy junto
y ni la muerte puede separarme.

Susana Thénon
(
Buenos Aires, Argentina, 1935-1991). Poetisa, traductora y fotógrafa, también escribió algunos ensayos. Ubicada, según su momento de creación poética, dentro de la denominada Generación del ’60 en Argentina. Contemporánea a poetas como Juana Bignozzi (1937) y Alejandra Pizarnik (1936-1972), aunque no forma parte de ningún grupo literario se le suele afiliar con ambas por el tipo de construcción marginal que trabaja en su poesía, sin adherirse a ningún movimiento reinante en aquellos años. Como se deja entrever anteriormente, su relación con los demás poetas de su generación es casi nula, salvo excepciones como María Negroni, que después sería una de las compiladoras de La Morada Imposible I y II.

Noelia Rivero/ El Eclesiastés


*

all little things!
all little things!
todo pequeñas cosas
todo pequeñas cosas

hoy me levanté temprano
y salí a conversar en el balcón
con mi modesta flora y fauna
mirábamos hacia el Este
a la espera del gran Señor
¡si perdiera mi cabeza por vos
hermosa emperatriz felina!
¡si de ahora en más sólo pastara
en tus grandes ojos verdes!

¡qué pequeña cosa sería!

como el malvón que no da flores
como el pan quemado en la puerta del horno

todo pequeñas cosas
todo pequeñas cosas

como el cántaro roto y su agua
volviendo lenta a la fuente.

Noelia Rivero
(1979), poeta. Dirigió la editorial Zorra/Poesía. Publicó el libro Más claro todo (2007).Every girl has a garden. Fiesta en un patio de Temperley (2009) libro ilustrado por Pablo Besse. Coordinó el taller El Unicornio, destinado a niños, niñas y adolescentes para la Secretaría Nacional de niñez, adolescencia y familia. Compiló el libro Querer decir, querer pensar, querer valer (2008); resultado de esa experiencia. Sus poemas fueron incluidos en las antologías Poetas Argentinas 1961-1980, editorial del Dock (2008) y Última poesía argentina, Ediciones en Danza (2008).


Eclesiastés

¡Vanidad de vanidades! ¡Todo es vanidad! ¿Qué saca el hombre de toda la fatiga con que se afana bajo el sol? Una generación va, otra generación viene; pero la tierra para siempre permanece. Sale el sol y el sol se pone; corre hacia su lugar y allí vuelve a salir. Sople hacia el sur el viento y gira hacia el norte; gira que te gira sigue el viento y vuelve el viento a girar.
Todos los ríos van al mar y el mar nunca se llena; al lugar donde los ríos van allá vuelven a fluir. Todas las cosas dan fastidio. Nadie puede decir que no se cansa el ojo de ver ni el oído de oír.
Lo que fue, eso será;
lo que se hizo, eso se hará.
Nada nuevo hay bajo el sol.
Si hay algo de que se diga: “Mira, eso sí que es nuevo”, aún eso ya sucedía en los siglos que nos precedieron. No hay recuerdo de los antiguos, como tampoco de los venideros quedará memoria en los que después vendrán.
Yo, Cohelet, he sido rey de Israel en Jerusalén. He aplicado mi corazón a investigar y explorar con la sabiduría cuanto acaece bajo el cielo. ¡Mal oficio este que Dios encomendó a los humanos para que en él se ocuparan! He observado cuanto sucede bajo el sol y he visto que todo es vanidad y atrapar vientos.
Lo torcido no puede enderezarse.
Lo que falta no se puede contar.
Me dije en mi corazón: Tengo una sabiduría grande y extensa, mayor que la de todos mis predecesores en Jerusalén; mi corazón ha contemplado mucha sabiduría y ciencia. He aplicado mi corazón a conocer la sabiduría y también a conocer la locura y la necedad, he comprendido que aún esto es atrapar vientos, pues:
Donde abunda sabiduría, abundan penas,
y quien acumula ciencia, acumula dolor.

El Eclesiastés
El Eclesiastés, texto incluido en el antiguo testamento, es posible que fuera redactado, con toda probabilidad por un solo sabio, antes del año 200 a .c. La traducción alejandrina judía de la Biblia traducía la palabra hebrea cohélet como Eclesiastés, que significa congregación. Cohélet significa, evidentemente, un ordaro o predicador ante una asamblea o congregación. La improbable identificación con el rey Salomón se basa en el libro primero de los Reyes 8:1, donde Salomón predica ante los notables de Jerusalén. (Extraído de Harold Bloom).



Paula Peyseré/ Julia Sarachu

estoy esperando que se pose un ave en mi ventana


pretendido es una caja
no se abre ni se cierra
de cristal con vidrios sucios
no se ve claro qué tiene

la tranquera del esoterismo
quisiera destruirla
si creo que todo a la vez tal vez suceder puede
¡es esoterismo!

la memoria no funciona a pedido

vamos por la senda
¡vamos por la senda!
basta de baranda
dj tormento ya no nos hacen bailar

me aseguran me aconsejan
rodearme de algo ágil
liviano¡un ave intrépida! quizá pueda ayudar

miro hacia arriba
miro por la ventana
probablemente llegue una, no diga nada
y nos quedemos un momento juntas

a solas
voy a preguntarme qué estoy custodiando

Paula Peyseré
(Buenos Aires, 1981) es poeta y correctora. Participó de diferentes antologías de poesía y publicó las plaquetas La Racha, Llorona, ¡España, qué hermosa eres! y Pálpito en Guacha editora, Va a venir un huracán en la editorial PLUP y Las afueras bajo el sello Siesta, que puede leerse completo en internet. Integra el colectivo de teatro de papel kamishibai POCAMONTA y es percusionista de la Orkesta Popular San Bomba.



Rafaelismo

Comunismo es
ser bueno,
trabajador,
tener uno
a lo sumo dos
hijos
para que el capital no los pueda explotaro matar.
No cagar al otro.
No querer ser millonario.
Repartir en partes iguales.
Si puedo, ayudar
sin perjudicarme a mí mismo.
Ser campesinos
aprender oficios
vivir en comunidad
cansarnos físicamente para dormir bien
y no tener quetomar pastillas.
Comer bien
cocinar.
Tiene que haber deporte, arte
pero todoen su medida.
No matar
la guerra es
como si un día todos se vuelven locos.
¿Por qué voy a disparar al vecino
que no lo conozco
que nunca me hizo nada?
¡Qué patria ni pelotas!
El fanatismo es la mentira del capital.
La guerra es para matar gente
nada más.
El capital es un monstruo horrible
es el demonio es el mal
mata
y cuando ya no hay nada más por aniquilar
se destruye a sí mismo,
la industria y la política van a hundir al mundo.
Hay
un diablo dormido
pero va a despertar
porque cada vez somos más,
cuando ve el capital que hay demasiada gente
y ya no la puede dominar
inventa cualquier excusa para matar
hasta llegar
a la medida, entonces
declaran la paz
y los idiotas empiezan a gritar"¡viva este viva aquel!".
Yo soy comunista para mí
no para los demás.

Julia Sarachu
(La Plata, 1976) es licenciada y profesora en Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Forma parte del grupo que dirige la editorial Ediciones Gog y Magog. Publicó Transformaciones (2004), Cuatro ojos ven más que dos (2005), Las bellezas del lobo (2007), Muñequitas rusas (2009); y las traducciones de poesía eslovena El imán del poeta de Simon Gregorcic (2008), La tierra desolada de Alojz Gradnik (2009) y Mujer ajenjo de Svetlana Makarovic (2010). El poema “Rafaelismo” pertenece a Las bellezas del lobo (2007).



Tamara Domenech/Tristan Tzara

La Racional (fragmento de una novela inédita)

Somos campanas siamesas que salimos corriendo de la iglesia del saber.
Corremos para no pensar; para dejar atrás prejuicios que atentan contra los ruidos que en nuestros cuerpos provocan felicidad; para salpicar un camino con otro, yuxtaponiendo miradas de expertos con personas que tienen la boca abierta porque no saben o no pueden decir nada; para no creer que las respuestas puedan alcanzar de un tirón sencillo nuestros corazones llenos de preguntas; por no aceptar que las grandes respuestas estén sobre la superficiede un escritorio, ni en un aula abandonada, ni en una biblioteca que se inunda. Corremos sin sonar. No somos alegres pero nos contentamos con habernos encontrado en un buffet. Porque coincidimos en perseguir a las cosas, las personas, los objetos, los animales, las plantas, los profesores y provocarlas.
Quién soy, quién soy, quiénes somos, quiénes somos en esta facultad, qué significa esta facultad en el medio de la ciudad universitaria, qué significa la ciudad universitaria en el corazón de La Racional, qué relación existe entre La Racional y todos los jóvenes y las chicas lindas que a veces se sienten disgustadas con las preguntas que se les hacen.
Quién soy, quién soy, quiénes somos, ahora, estando acá en el aula número 5. Quiénes somos todos los chicos que nos desesperamos los sábados por las tardes y que las madres prometen sueños imposibles con tal de vernos levantados por una causa una mañana cualquiera.
Quiénes son las chicas que empiezan a dudar de todo lo que tocan, y todo lo que ven y todo lo que oyen y creen que han encontrado una causa justa, aunque se sientan tristes luego de haber abandonado el sentido común, que por ser empeñadas y bien predispuestas hacen que se convierta en desconfianza, y la desconfianza en prejuicio.
Y cómo puede ser que las personas que tienen el saber sean las más prejuiciosas de todas y cómo puede ser que no se sientan ahogados de palabras y que por esa misma razón no necesiten otras cosas, como por ejemplo convertirse en campanas que no suenan pero huyen en busca de otras para mestizarse.
Busco sonidos huecos alrededor porque los ruidos me hacen sentir vivo, salvaje, limpio aunque esté sucio.
Corremos de la mano y vamos estampándonos contra las paredes de la ciudad de lo grande que somos. De una pared a la otra, haciendo un bochinche indescriptible.

Tamara Domenech
Nació en La Plata en 1976. Es Licenciada en Comunicación Social (UNLP), Diplomada en Gestión Cultural (UNSAM), escritora y artista visual.
Publicó "Las obras de arte en mi vida" por Ediciones Presente (2011); “Poemas en el jardín” por Zorra poesía (2010); “Las elegidas” y “Ropero” por Ediciones Belleza y Felicidad (2009); “Familiares” por Zorra Poesía (2009); “¡Yapa! Antología de pesadillas con finales felices” por Capitán Minerva (2008).


El hombre aproximativo

domingo profundo tapadera sobre hervor de sangre
semanario peso acurrucado en sus músculos
caído en el interior de sí mismo reencontrado
las campanas suenan sin razón y nosotros también
sonad campanas sin razón y nosotros también
nosotros nos alegramos al ruido de las cadenas
que haremos sonar en nosotros con las campanas

cual en este lenguaje que nos azota nos sobresaltamos
con la luz
nuestros nervios son látigos entre las manos del tiempo
y la duda viene con una sola ola incolora
atornillándose comprimiéndose aplastándose en nosotros
como el papel estrujado del embalaje deshecho
obsequio de otra edad a los deslizamientos de los peces amargos

las campanas suenan sin razón y nosotros también
los ojos de las frutas nos miran atentamente
y todas nuestras acciones son controladas no hay nada oculto

el agua del río ha lavado tanto su lecho
transporta a los dos hijos de las miradas que han arrastrado
pies de los muros en los brazos desgastados de la vida
atraído a los débiles unidos a las tentaciones, agotado
de éxtasis
abierto al fondo de las viejas variantes
y desatadas las fuentes sujetas a los cotidianos ahogos
las miradas que agarran con las manos desechadas
el claro producto del día o la ensombrecida aparición
que dan la cuidadosa riqueza de la sonrisa
atornillada como una flor en el ojal de la mañana
los que solicitan el alimento o la voluptuosidad
los realizadores que reciben eléctricas vibraciones los
sobresaltos
las aventuras el fuego la certidumbre o la esclavitud
las miradas que se han arrastrado a los largo de discretas
tormentas
han consumido los adoquines de las ciudades y expiado
muchas bajezas en las limosnas
se siguen cerradas alrededor de las cintas del agua
y corren hacia los mares llevándose en su peso
las humanas basuras y sus milagros

el agua del río ha lavado tanto su lecho
que también la luz resbala en la onda lisa
y cae al fondo con el sordo golpe de las piedras
las campanas suenan sin razón y nosotros también
los cuidados que llevamos con nosotros
que son nuestras ropas interiores
que nos ponemos todas las mañanas
que la noche deshace con manos de sueño
adornadas de inútiles jeroglíficos metálicos
purificados en el baño de paisajes circulares
en las ciudades preparadas a la carnaza al sacrificio
cerca de los mares a los balanceos de perspectivas
en las montañas a las inquietas severidades
en los pueblos a las dolorosas negligencias
la mano que pesa sobre la cabeza
las campanas suenan sin razón y nosotros también
partimos con las partidas llegamos con las llegadas
partimos con las partidas llegamos cuando los demás
parten
sin razón un poco secos un poco duros severos
pan alimento más pan que acompaña
la canción sabrosa en la gama de la lengua
los colores descargan sus pesos y piensan
y piensan o gritan y quedan y se alimentan
de frutos ligeros como el humo
quien piensa en el calor que arruga la palabra
palabra de su hueso el sueño que se llama nosotros

las campanas suenan sin razón y nosotros también
marchamos para escapar al hormiguero de las carreteras
con un frasco de paisaje una enfermedad una sola
una sola enfermedad cultivamos la muerte
sé que llevo la melodía en mí y no he tenido miedo
llevo la muerte y si muero es la muerte
que me llevará en sus brazos imperceptibles
finos y ligeros como el color de la hierba rala
finos y ligeros como la partida sin causa
sin amargor sin dudas sin regreso sin
las campanas suenan sin razón y nosotros también
por qué buscar el cabo de la cadena que nos une a la
cadena
sonad campanas sin razón y nosotros también
haremos sonar en nosotros los vasos rotos
las monedas auténticas mezcladas a las falsas monedas
los restos de las fiestas rotas en risas y en tempestad
a cuyas puertas podrían abrirse los abismos
las tumbas del aire los molinos trituradores los huesos
árticos
esas fiestas que nos transportan las cabezas al cielo
y escupen en nuestros músculos la noche de plomo
fundido

yo hablo de lo que hablo que hablo yo estoy solo
no soy nada más que un pequeño ruido tengo muchos
ruidos en mí
un ruido helado, arrugado en la encrucijada tirado sobre
la acera húmeda
a los pies de los hombres atormentados corriendo con
sus muertos
alrededor de la muerte que extiende sus brazos
sobre el cuadrante de la hora sola viviente al sol
el soplo oscuro de la noche que se espesa
y a lo largo de las venas cantan las flautas marinas
transportadas sobre las octavas de los lechos de
diversas existencias
las vidas se repiten hacia el infinito hasta la delgadez
atómica
y en lo alto tan alto que nosotros no podemos ver
y con estas vidas al costado que no queremos
el ultra- violeta de tantas vías paralelas
las que nosotros habríamos podido prender
esas por las cuales habríamos podido no venir al mundo
o estar ya en camino desde largo tiempo tanto tiempo
que se habría olvidado y la época y la tierra que nos
habría chupado la carne
sales y metales límpidos al fondo de los pocos

Pienso en el calor que arruga la palabra
Alrededor de su hueso el sueño que se llama nosotros


Tristán Tzara
(Rumania, 1896; Francia, 1963). Entre sus libros sobresale “El hombre aproximativo” publicado en 1931 y redactado en un largo y breve período de cinco años (1925-1930). Cinco años claves en la historia de la poesía de vanguardia y en la trayectoria del mismo Tzara, durante los cuales fue tomando cuerpo este libro intenso y sorprendente, que es a la vez un manifiesto y una demostración.



Colaboran
Facundo R. Soto/ Germán Weissi/ Paz Garberoglio/ Walter Álvarez

Organiza
Ediciones Presente
edicionespresente.blogspot.com
presenteediciones@gmail.com

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