lunes, 19 de septiembre de 2011

Lecturas

Sábado 17

Eduardo Espósito/ Jorge Boccarena

Gael Policano Rossi/ Juana Bignozzi

Luciana Caamaño/ Anne Sexton

Paz Levinson/ Ricardo Zelarayán

Paz Garberoglio/Juan José Saer

Romina Freschi/ Nákar Elliff-ce


Eduardo Espósito/ Jorge Boccarena

Clase turista

Porque no estamos hechos
de carne ni de sangre como pretendemos
aunque alguno que otro traje parezca desmentirlo
Porque la humedad bisiesta de este pueblo
arropa formas innombrables y mezquinas
Y nuestras lenguas de trapo
achican dos talles en invierno
Y porque el sur también existe
en un afiche al menos
Porque soplamos semillas de amargón cada verano
para que alguien se eleve liviano en sus muñones
así enmohezcan los planos inclinados
Porque rezamos desnudos en las playas
y nadamos vestidos en nuestras sofocadas camas
y vacacionamos de oído
y hacemos de la fiesta una fanfarria
y porque sí
y porque el mar y la montaña
y estas ganas de ser otro
bajo una luna parecida.
A Robert F. Young

Eduardo Espósito
Nace en la ciudad de Buenos Aires, el 9 de mayo de 1956.
Ha publicado. El niño que jugaba a ser Rayo. Bs. AS., 1992; Violín en bolsa. Bs. As., 1995. Una novia para King Kong. Bs. As., 2005, Quilombario. Bs. As., 2008.
Participó en varias antologías, destacándose entre ellas Poesía en el subte. Bs. As.: de la Flor, 1999. e Italiani d’ Altrove. Milan: Rayuela Edizioni, 2010.
Coordina desde 1996 los talleres de escritura de la Dirección de Cultura de la ciudad de Moreno, y a partir de 2001, desempeña igual actividad en el taller literario “Elementales Leches” de la ciudad de Gral. Rodríguez, Argentina.
Textos suyos han sido publicados en revistas y blogs de Chile, Perú, Colombia, México, República Dominicana, El Salvador, Honduras, Estados Unidos, España e Italia. Traducido parcialmente al inglés e italiano.
Reside en Paso del Rey, Buenos Aires.


Alejandra Pizarnik abre su cuaderno de apuntes

El hombre que saca la cabeza del agua,
es un pez que se asfixia.
El pez que mete la cabeza en el agua,
es un hombre y se ahoga.

El poeta escribe en la línea del agua,
y se asfixia,
y se ahoga.


Jorge Boccanera
Poeta, dramaturgo y ensayista argentino nacido en Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires, en 1952.
Desde 1976, a raíz del golpe de estado en su país, vivió largo tiempo exiliado en México y Centroamérica, ejerciendo el periodismo y colaborando en muchas actividades literarias . Al caer la dictadura militar se radicó nuevamente en su país, dedicándose por completo a la literatura.
En 1976 obtuvo el premio "Casa de las Américas" de Cuba, posteriormente el "Premio Nacional de poesía joven" en México y en 2008 el VIII Premio Casa de América de Poesía Americana por su libro "Palma real".
De sus libros de poesía merecen destacarse: Los espantapájaros suicidas en 1974, Noticias de una mujer cualquiera en 1976, Contraseña en 1976, Poemas del tamaño de una naranja en 1979, Música de fagot y piernas de Victoria en 1979, Los ojos del pájaro quemado en 1980, Polvo para morder en 1986, Sordomuda en 1991, Zona de Tolerancia en 1998 y Bestias en un hotel de paso en 2001.


































Gael Policano Rossi/ Juana Bignozzi


El veranito de San Juan

viajo solo en avión desde los 8 años
generalmente me sentaban en la primera fila
y me colgaban un sobre transparente con:
mi número de vuelo y mi dni
el teléfono de mi tutor y mi nombre por escrito;
alguna vez jugué a que no hablaba español
y cargué mi valija hasta el estacionamiento
a veces me recogía un extraño
y a veces me esperaba mi madre
con ojos llenos de lágrimas sin motivo;
alguna vez pensé que deberían llamarse aeromonas
porque siempre son lindas y tienen un pelo hermoso
como pasajero frecuente de southern wings
el azul profundo es el color de la confianza
pero la luz de tubo es por más deprimente
si hay un vuelo con tormenta y venís de noche
bajando a una ciudad de luces anaranjadas
viviendo un alunizaje imposible y terrorífico
tenés que mirar el techo y cantar una canción linda


Gael Policano Rossi
( 1987). Estudio guión de Cine y TV, escribo y actúo. Formo parte del Grupo Capicúa y de la banda NO TE CONOZCO. Desde 2007 se destaca mi actividad junto Maruja Bustamante en teatro como asistente artístico y dramaturgista (Paraná Porá, Fugu, NENA no robarás de Dani Umpi, Mayoría, Adela está cazando patos, entre otras). Fui galardonado Mejor Actor de Reparto por el Festival Internacional de la Telenovela por mi trabajo en Plan V la serie (2010).
En poesía publiqué la plaqueta "Zombies" (2010) por Proveedora de Droga, entre otras, y mi primer libro "vosiyo" (2009) por tocadesata ediciones. Actualmente estoy trabajando en "el veránito de san juan" de próxima edición.
+ sacodepiel.blogspot.com -mi blog-
+ grupocapicua.blogspot.com -porfolio de teatro-
+ vosiyo.tumblr.com -blog con noticias del libro-
+ planv.com.ar -miniserie LGBT online-


(de "Regreso a la patria", 1989)

En realidad lo que yo quisiera en la vida
es ofrecer fiestas
vivir alguna sustitución de la libertad
extender la mesa recibir a ciertos superficiales
emborracharme con los entrañables
o tal vez con ese hermano único inhallado
la hermana imaginaria el fantasma de las madrugadas
revivir cuandros perfectos sobre los que ha crecido el yuyo
y saber que de esta tierra en invierno quedará
un disco que seguirá cantando en la casa vacía
el teléfono que seguirá llamando a oscuras


Juana Bignozzi
Nació en Buenos Aires en 1937. Formó parte de la "generación del sesenta". Desde 1974 reside en Barcelona. Publicó "Mujer de cierto orden" (1967), "Regreso a la patria" (1989), "Interior con poeta" (1994) y su obra fue reunida en "La ley tu ley" (2000).











































Luciana Caamaño/ Anne Sexton

Acá no
me encantó!
qué parte?
ay no sé, todo, me encantó completita!
se sube a la moto
oculta los auriculares
bajo el casco
ojalá que no se la ponga
claro, la importancia del cumplimiento de las reglas del tránsito
ya sé, te la dejé picando
no lo digas, no lo digas
no lo digas, no lo digas
no digas tránsito lento
qué onda?
causó?
se muestran chochos?
mamita, si lo que andás buscando son súbditos
estás perdiendo el tiempo
sacudí el culo
cómo venís de escote?
ya sé que estoy diciendo cosas que pensás que tenés que pensar que son horribles
abandoná las infulas queer a la cuenta de
uno
dos
tres
tengo una teta más chica que la otra
dicho esto no quiero decir:
no importa el principio
en algún momento
o nos empezamos a entender
o derrapo del todo
total
hay pasto de sobra para mis futuros revuelques
las dos a la orilla del agua
en esta época del frío
denme luces
denme estufas
denme un pancho
denme un cenicero de chapa de la más berreta del mercado con corazón de oro macizo
lo que importa es lo de adentro
denme sexo cochino de lo más bajo presupuesto del mercado con corazón de erotismo a la femme fatale parisina
lo que importa es lo de adentro
de no haber grabado los discos
todo estaría exactamente igual
cuatro años estuvieron de viaje
no tengo idea de cómo les fue
no los vi nunca más
a todo esto
cómo te explico lo que me gustan las sorpresas?
en un local de ropa
venden un sweater con botones
que no conformes con
tener anclas
son dorados
lo podés creer?
yo perdí mi fe en todo el combo
cuando leí la etiquetita,
la mosquita muerta rezaba: $390
traté de tranquilizarme
apagando mi angustia
a fuerza de chorros de:
“el sweater no tiene la culpa, es sólo un producto del mercado, calmate, contené las lágrimas unos segundos, por favor!, no te largues a llorar delante de la empleada, un poco de compostura, por el amor de dios! escéptica pero digna, ya, ya, ya!”
sabés bien que incluso más acá
en un punto de la mañana
no hay persiana que frene la luz del sol
ahora ya no hay tanta luz afuera
hablemos de las cosas que no están:
en este momento
al lado mío
no hay una pantalla
no se está proyectando
una película de hace pocos años con una rubia en sweater que mira al marido sostener la copa que escucha al marido decir, con la copa en la mano:
“brindo porque no se nos acaben nunca los motivos para brindar”
que corre la mirada del marido para que no se de cuenta de que a ver si la vamos cortando con el anhelo del mejor futuro del mercado, quiero reírme ahora y acá y que se te caiga la copa y eso no importe,
en este momento
adelante mío
no hay una mesa
de haber una mesa
arriba no habría pan dulce, ni una miga
en los dedos no tengo anillos
en la mano derecha no tengo un hacha
en la izquierda
tampoco
acá no hay fantasmas
aunque creas en fantasmas,
es como en la propaganda
está científicamente comprobado
acá tampoco hay monstruos
no tengo pruebas
pero te lo discuto a muerte
en este momento
acá
no está sonando la canción que más se cae de onda de la banda más moderna del mercado que dice:
vos estás para el crimen / yo estoy para atrás
es una pena, pero, como ya he dicho
acá
no hay ni una pulgada de pantalla
de haberla
podríamos comprobar que en los canales de música
no están pasando el video del hit
con una vieja convulsionando
vestida de oso polar fluo en tanga
acá
no hay un tipo diciendo:
“esto es una obra conceptual, papá, si no entendés, todo bien, es natural, soy más canchero que dios, chupámela en el ñoba que al telo no llego”
acá no hay bailarinas
menos mal
de lo contrario
en este momento
no tendrían coreo que las sostenga
acá no hay paso que siga este paso
acá no hay paso que valga
y por sobre todas las cosas
acá no hay tu tía
acá
algo
necesariamente
tiene que justificar la fiesta


Luciana Caamaño
Nació en Mar del Plata (Buenos Aires) en 1984. En el año 2006 publicó cocorita (dársena3, El pez de plata) y el primero de los tres números del fanzine tilinga on the rocks con ilustraciones de Agustina Nat que la acompañará a lo largo de la serie (edición de autor). En el año 2008 publicó tres (dársena3, Aguaviva) y ganó el premio Municipal de literatura “Osvaldo Soriano” (Secretaría de Cultura, Mar del Plata). En el año 2009 publicó querida: ahora te llamás muchacho (sacate el saquito) y susie q (sacate el saquito) En el año 2010 publicó desatinada: soberana del mambo (ñasaindy cartonera, Formosa) y en el año 2011 publicó no le digas que murió charol! (spyral jetty, Buenos Aires)


La música se desliza hacia mí

Espere señor. ¿Para qué lado queda casa?
Ellos apagaron la luz
Y la sombra se mueve en la esquina.
No hay señales en este cuarto,
Cuatro mujeres, de más de ochenta,
Cada una con pañales.
La la la, oh… la música se desliza hacia mí,
Y puedo sentir la melodía que tocaban
La noche en que me dejaron
En este instituto privado sobre la colina.

Imagínenlo. Una radio sonando
Y todos aquí estaban locos.
Me gustó y bailé en un círculo.
La música se derrama sobre la razón
Y, de una manera divertida
La música ve más que yo.
Quiero decir que se acuerda mejor;
Recuerda la primer noche aquí.
Estaba el sofocante frío de Noviembre,
Hasta las estrellas estaban adheridas al cielo
Y esa luna demasiado brillante,
Pasando a través de los barrotes para pegarme
Con un canto en la cabeza.
He olvidado todo el resto.

Me atan a esta silla a las 8 A.M.
Y no hay señales que indiquen el camino,
Sólo la radio, sonando para ella misma
Y la canción que recuerda
Más que yo. Oh, la la la
Esta música se desliza hacia mí.
La noche en que llegué bailé en un círculo
Y no tuve miedo.
¿Señor?


Anne Gray Harvey
(Anne Sexton, 1928-1974), nació en Massachusetts en 1928. Se casó con Alfred Muller Sexton a los 19 años. Un año después de nacida su primera hija le diagnosticaron depresión post-parto, sufriendo su primer crisis mental e ingresando a un hospital neuropsiquiátrico. Regresaría allí varias veces, sobre todo luego de sus intentos de suicidio, que se agudizaron luego del nacimiento de sus segunda hija.
En el otoño de 1957 se inscribió en un taller de poesía en donde conocería a Sylvia Plath. Unidas en una relación con matices que lindaban entre la identificación mutua y la rivalidad poética, fueron influencias la una para la otra.
(Se suicidó en 1974.
Publicó: To Bedlam and Part Way Back (1960), All My Pretty Ones (1962), Live or Die (1966) - Premio Pulitzer de poesía en 1967, Love Poems (1969), Transformations (1971), The Book of Folly (1972), The Death Notebooks 1974), de manera póstuma: The Awful Rowing Towards God (1975), 45 Mercy Street (1976), Words for Dr. Y. (1978) Y los libros infantiles: Eggs of Things (1963), More Eggs of Things (1964), Joey and the Birthday Present (1974) y The Wizard's Tears (1975), todos escritos en conjunto con Maxine Kumin.




Paz Levinson/ Ricardo Zelarayán

El nombre de las piedras

La ruta empieza cuando vamos dejando atrás
casas, despensas, escuelas.
En la ciudad no hay trabajo para el viejo,
en el campo algunas cosas quedan por hacer,
cueros apilados, separados por capas de sal
o fardos gordos de lana esperan en galpones.
La estación de trenes es un límite,
el reloj sólo marca la hora en que se paró.
No hay mucho movimiento, un tren escaso llega cada tanto,
cruza el desierto con su velocidad máxima de 80 kilómetros por hora.
A la noche, en el tren, se puede sentir el vacío del campo.
Cuando atraviesa pueblos, muchas veces, no hay estación,
la gente se agrupa en torno a la máquina, suben y bajan, un punto de espera
o sólo se acercan para mirar el suceso de los días.

A unos kilómetros de la estación, las montañas rocosas:
el Valle Encantado se llama, piedras gigantes y un río hondo siguiendo el recorrido.
Él nos lleva y cada vez que aparece empiezan a desfilar el nombre de las piedras.
Los pobladores de por ahí le enseñaron algunos
pero otros se los inventa en el mismo momento, todo le creemos al viejo
no nos interesa cuándo deja de decir la verdad
para despegar en su propia manera de nombrar las cosas:
los osos, el dedo de Dios, el vigilante,
el tren que desaparece detrás de una roca, la familia de tigres,
y así a medida que pasamos van y vienen las figuras
algunas se repiten y otras cambian por azar, sin explicación.
Las piedras toman el nombre mientras la camioneta va
cada vez más lento por la ruta
y los camiones cargados atrás, a toda velocidad, tocan bocinas que resuenan.

Cuando llegamos a destino nos hace cargar cueros,
y ser amables con los viejos que nos extienden un mate tardío.
El negocio se resuelve en truque por unos kilos de azúcar, yerba, tabaco.
El viejo tiene la cara muy curtida, ojos celestes, el sombrero arrugado.
Al rayo del sol en el desierto no sé dónde estoy, ni quién es el viejo del que hablo,
pero la tierra vuela lenta y buscamos un lugar con sombra para pasar el mediodía,
tirar unos pedazos de carne a la parilla, abrir un vino
y después dormir una siesta sobre la campera al borde de un arroyo casi seco.
Un día medio dormida vi cómo dos avestruces asomaban el cuello por unas piedras
las patas dibujaban una cruz en el suelo y los pastos
con el pelo batido como en la ciudad quisieran tenerlo,
matas finas y voluminosas, ¡veo miles de pastos darks!
Un día vi un zorro, los zorros tienen el cuerpo pequeño,
la plaga les llaman, y son los cueritos más preciados.
Tampoco sé por qué hablo de avestruces, pastos, zorros...
Otra vez la camioneta en la ruta, volvemos, una canción no para de sonar,
el viejo esta concentrado en la vuelta, en la línea sinuosa que nos devuelve al pueblo
pero yo escucho esa canción y veo todo en un blanco y negro muy nítido.


María Paz Levinson
Nació en San Carlos de Bariloche en 1978. Publicó Ojos o Luces (1999), Blume (2001) y una traducción de El Bailarín de Hilda Doolittle (2000) en Ediciones Deldiego. Un catálogo de todo lo que hay (2006) en Gog y Magog. Cartas a Cactus en Ediciones Belleza y Felicidad (2008). Y dos ediciones de autor: Estancia y El modo del sueño (ambos en el 2009), y junto a Ana Armendáriz el primer Cuadernos de Poesía y Fotografía, Ediciones Cobra, 2011. Reside en Capital Federal donde estudió cursó Letras y trabaja como sommelier.


La Gran Salina - Ricardo Zelarayán

La locomotora ilumina la sal inmensa,
los bloques de sal de los costados,
yuyos mezclados con sal que crecen entre las vías.
Yo vacilo....
y callo....
porque estoy pensando en los trenes de carga
que pasan de noche por la Gran Salina.
La palabra misterio hay que aplastarla
como se aplasta una pulga,
entre los dos pulgares.
La palabra misterio ya no explica nada.
(El misterio es nada y la nada no se explica por sí misma.)
Habría que reemplazar la palabra misterio
(al menos por hoy, al menos por este "poema")
por lo que yo siento cuando pienso en los trenes de carga
que pasan de noche por la Gran Salina.
La pera trepida en el plato.
La miel se desespera en el frasco cerrado,
para desesperación de las moscas que le acechan posadas al vidrio.
Pero yo no me explico
y hasta ahora nadie ha podido explicarme
por qué me sorprendo pensando
en la Gran Salina.
El hombre de chaleco del salón comedor
se ha quitado los anteojos.
Los anteojos trepidan sobre el mantel de la mesa tendida.
Todo trepida,
todo se estremece,
en el tren que pasa a mediodía por la Gran Salina.
Yo me he sorprendido mirando
la sombra del avión que pasa por la Gran Salina.
Pero eso no explica nada.
Es como una gota que se evapora enseguida.
Hay que distraerse, dicen.
Hay que distraerse mirando y recordando
para tapar el sueño
de la Gran Salina.
Un piano colgado como una araña del hilo
se ha detenido entre los pisos doce y trece...
Un camión pasa cargado de ventiladores de pie
que mueven alegremente sus hélices.
En 1948, en Salta,
fuimos de noche a cazar vizcachas y ranas,
y la conversación se apagó con el fuego del asado,
abrumados como estábamos por el cielo negro
y estrellado.
Nerviosamente encendíamos y apagábamos las linternas
hasta quedarnos sin pilas.
Tampoco puedo explicarme por qué sueño con pilas de linternas,
con pilas para radios a transistores.
Ni por qué sueño con lamparitas de luz,
delicadamente guardadas en sus cajas respectivas.
Ni por qué me sorprendo mirando el filamento roto
de una lamparita quemada.
Nunca he visto...
nunca he podido imaginarme
la lluvia cayendo sobre la Gran Salina.
Yo no tengo objetivos pero me gusta objetivar.
Desde chico intenté cortar una gota de agua en dos
(con una tijera).
Aún hoy intento,
apartando las cosas de la mesa
o ahuyentando amigos,
imitar, imaginarme, la lluvia sobre la Gran Salina.
Tomo una plancha caliente y le salpico gotas de agua.
Pero aunque pueda imaginarme todo,
nunca podré imaginarme
el olor a salina mojada.
Anoche llegué a mi casa a las tres de la mañana.
En la oscuridad, tropecé con un mueble...
y allí nomás me quedé pensando
en lo que no quería pensar...
en lo que creía bien olvidado!
Pero en realidad me estaba escapando
del sueño estremecedor de la Gran Salina.
Y ahora me interrogo a mí mismo
como si estuviera preso y declarara:
La Gran Salina o Salina Grande
está situada al norte de Córdoba,
cerca (o dentro, no recuerdo)
del límite con Santiago del Estero".
Estoy mirando el mapa...
pero esto no explica nada.
La caja de fósforos queda vacía
a las cuatro de la mañana
y yo me palpo a mí mismo, desesperado,
con el cigarrillo en la boca...
Habría que inventar el fuego, pensarían algunos.
Yo en cambio pienso en los reflejos del tren
que pasa de noche junto al río Salado.
No puedo dormir cuando viajando de noche
sé que tengo a mi derecha
el río Salado.
Paro aún así sigo escapando del gran misterio...
del misterio de la sal inagotable de la Gran Salina.
Recuerdo cuando arrojábamos impunemente naranjas chupadas
al espejo ciejo y enceguecedor de la Gran Salina.
A la siesta, cuando la resolana enceguece más que el sol.
Esperábamos llegar a Tucumán a las siete
y a las dos de la tarde tuvimos que cambiar una rueda
junto a la Gran Salina.
Un diario volaba por el aire...
el sol calcinaba las arrugadas noticias del mundo
del diario que caía sobre la Gran Salina.
Y vi pasar varios trenes
y hasta un jet...
Los pasajeros de los Caravelle
o de los Bac One-Eleven,
no saben que esa mancha azulada,
que a lo mejor están viendo en este mismo momento,
desde ocho mil metros de altura,
esa mancha azulada que permanece durante escasos minutos,
es la Gran Salina,
la Salina Grande.
Pero el jet anda muy alto.
La Gran Salina no conoce su sombra que pasa.
Los pasajeros del jet duermen...
se sienten muy seguros.
En el jet no hay paracaídas.
Los jets no caen. Explotan.
Hace unos años,
un avión que no era un jet volaba, creo, sobre Santa Fe.
De pronto se abrió una puerta
y una camarera tuvo que obedecer calladita
a las sagradas leyes de la física, y demostrar su inequívoco apego a la ley de la gravedad.
Una ley dura como las piedras metidas en la boca de Demóstenes
que, según dicen, hablaba mucho.
Aquí hay que hacer un minuto de silencio.
Primero, por la dócil camarera sin cama del avión.
Después, por las palabras muertas,
muertas por no decir nada...
misterio, por ejemplo,
que sirve para no explicar lo inexplicable,
lo que yo siento cuando pienso en la Gran Salina,
lo que traté de no pensar un día que caminaba por la Gran Salina
tratando de distraerme y de no pensar dónde estaba,
escuchando una canción de Leo Dan
que pasaba LV12 Radio Aconquija
y el Concierto en sol de Ravel por la filial de Radio Nacional.
¿Qué pensaría Ravel, el finado,
si caminara como yo en ese momento
por la Gran Salina.
Ravel, púdico sentimental, te imagino tocando el piano que hoy vi colgado
entre el piso 12 y el piso 13.
Sí, pobre Ravel de 1932
con un tumor en la cabeza que ya no lo dejaba componer.
Ravel tocando solo,
de noche (pero eso sí, absolutamente solo)
los "Valses nobles y sentimentales" en medio de la Gran Salina.
Estoy seguro que se hubiera interrumpido
al escuchar el silbato lejano de la locomotora,
para ver el haz de luz a la distancia
y la penumbra sobre la Gran Salina.
Días pasados fui al Hospital.
Hace años yo andaba por allí,
despreocupado y con mi guardapolvo blanco.
Pero ahora, de simple paciente,
sentí el ruidito angustioso!
Trank!
de la máquina de sacar radiografías!
Y que pase otro! gritó el enfermero.
Pero el otro no podrá explicarme
por qué tengo sed,
por qué voy detrás del agua cautiva de la botella y de la sal capturada en el salero,
yo, tan luego yo,
capturado en el sueño de la Gran Salina.
Un amigo, alto funcionario estatal,
me ofreció su pase libre para viajar por todo el país.
Total, me dijo, es un pase innominado,
cualquiera lo puede usar...
si se lo presto.
El pase sin nombre me deslumbró
como la marca de la cubierta que leí y releí
cuando cambiábamos la rueda junto a la Gran Salina.
Pero después pensé en Tucumán
(mi segunda provincia)
y en las vértebras azules del Aconquija
horadando las nubes blancas.
Ahora me entero que mi amigo,
el del pase sin nombre,
se separó de la mujer.
Aquí me callo...
Pero el silencio me hace pensar ahora
en lo que no quise pensar cuando miré el pase sin nombre que me ofrecían,
en lo que dejé de pensar hace un momento...
cuando vi pasar el ascensor con una mujer silenciosa
que no me quiso llevar.
Olvidemos el ascensor perdido
y pensemos de nuevo, de frente, en la sal
(cloruro de sodio)
y en el misterio...
Pero como nada es misterio
hagamos una traducción de apuro:
miss Terio
o miss Tedio
o chica rodeada de teros asustados
o algo por el estilo.
Pero no hay distracción que valga.
El ayudante de cocina del vagón comedor
se rasca la cabeza de tanto en tanto
pero sigue pelando papas sin distraerse
en el tren que se acerca a la Gran Salina.
Y el ascensor perdido con la mujer silenciosa
sigue recorriendo kilómetros entre la planta baja
y el piso quince.
El sastre de enfrente que ya comió
se asoma a tomar aire con el metro colgado en el cuello.
Yo pienso en comer, como se ve...
Son exactamente las 14 horas, 8 minutos, 30 segundos.
Y también, no sé por qué,
pienso en el acorazado de bolsillo Graf Spee
que en los comienzos de la última guerra
se suicidó antes que su capitán
frente a Punta del Este.
El Graf Spee yace a treinta metros de profundidad.
Ya nadie se acuerda de él.
Ni siquiera los hombres-rana
que bajaron a explorar sus entrañas.
Pero hasta los hombre-rana
salen a comer a mediodía.
Y a veces, para comer,
sólo se quitan las antiparras y los tubos de oxígeno.
Todavía hay gente que se asombra viendo comer a esos hombres...
con patas de rana.
Los hombres-rana reclaman al mozo la sal que se olvidó!
Dale!... Dale!
Hoy almuerzo con amigos
(si es que no se fueron).
Miraré de costado la sal y pediré pimienta en vez,
porque tengo miedo de quedarme callado,
ya se sabe por qué.
No quiero quedarme callado
ni distraerme,
ya se sabe por qué.
En realidad no se sabe nada
del sueño de la pilas,
de la lluvia sobre la sal,
de la chica del ascensor,
del sastre asomado con el metro colgado
o del tren que pasa de noche indiferente
junto a lo que ya se sabe
y no se sabe.


Ricardo Zelarayán
Nació en Entre Ríos en 1922 y murió en el 2010. Escritor. Trabajó como corrector, traductor y periodista. Escribió La obsesión del espacio (1972, reeditada 1997), La piel del Caballo (Catálogos Editora1986 y reeditada por Adriana Hidalgo 1999), Roña Criolla (Tierra Firme,1991) y Lata peinada (Editorial Argonauta 2008) entre otros.






























Paz Garberoglio/Juan José Saer

La verdad no es un pájaro que compré
sin esfuerzo
una tarde
en Prudan street.
Es una gran familia la nostalgia,
alimenta herederos
con firmeza.
Los vestidos que se venden aquí
fueron cosidos hace tiempo
frente a una ventana
que no se rompe
cuando aumenta la velocidad
de los automóviles.
En la ciudad de fuego,
el natatorio municipal
ondula
bajo la autopista.
No descansan las ruinas,
los farmacéuticos
torcerán la historia.

María de la Paz Garberoglio
Nació en 1975, reside en Buenos Aires. Es licenciada en comunicación social y gestora cultural. Publicó Museo (Ediciones Presente), La ruta del bien (Zorra Poesía) y Lo cómodo de vivir (Zorra Poesía).


Por Clodia (Lesbia) en el cabaret

Sin embargo tus ojos ardían recientes bajo las drogas
fugaces y livianos como dos cirios en las sombras.
Acunabas un lobo por corazón, oh queridísima Clodia, oh Lesbia.
Abandonado elijo tu lado bueno: entre las luces
mínimas, las atroces, parecida a un meteoro,
tu cabeza bailaba y expandía como con aspas verdes
la claridad. Abandonado elijo
tu lado triste: a veces, como Dios, no estás
en ningún lado; entonces cierras
los ojos, oh Lesbia, y tiemblas como esas
grandes hojas tropicales mojadas. Abandonado
elijo tu lado esencial: nunca vuelves,
eres como una muerta obstinada, tú,
la oscura patrona del haber sido. Abandonado
elijo tu lado vuelto hacia mí: algo de cuya cara
tu corazón es el reverso.

Juan José Saer nació en Serodino (prov. de Sta. Fe) en 1937. Tiene publicada una vasta obra narrativa y un solo libro de poesía: El arte de narrar. También ha publicado diversos ensayos y ha sido traducido a numerosos idiomas. En 1968 se radicó en París y fue profesor en la Universidad de Rennes. Falleció en 2005.
Romina Freschi/ Nákar Elliff-ce


Ovnipersia, Centralasia, África Actual
Poema extraído de la serie Córdoba de Romina Freschi (2005, inédita)

francés para asemejarme a las chicharras
que achicharran los oídos
con sus sonidos de ovni.
la vida natural se hace extraterrestre cuando penetro débilmente en la naturaleza.
el corazón de las tinieblas es un planeta de músicos aleteadores y naves luciérnagas.
lo claro es aclarado.
el humor desaparece.
la fuerza aérea de las avispas asola la mansedad del agua.
pulóver de pecho, flota!
los ejércitos de hormigas se hacen paso entre el hormigón y la maleza.
los picaflores nos miran desde arriba.
las cigarras fuman cigarros y hacen batucadas de rayos láser,
todos los días: la ópera de: La Guerra De Los Mundos.
un sólido suelo salado nos refleja.
el mar está lejos
pero el sudor nos lava
ese frotar de las patas de las chicharras
yo también sobrevuelo batiéndome como alas de colibrí
carnosas, mamarias, batucadas también.
santuario de las horas
el atardecer quema el suelo.
la luz parece que emanara de la tierra
como todo el sonido
y el movimiento.
el clímax del día que se abre con su juguito.
hasta la cortadora de pasto parece una festejante más.
hoy se resuelve como ayer, y el agua está caliente.
los demonios se desperezan, o se duermen, cocidos por el sueño de las noches de calor,
la digestión de lo pesado, las yeguas gallardas en las noches
y sus relinchos callados.
me siento abducida por las cigarras.
la transportación de mi cuerpo es una piedra que flota.


Romina Freschi
Es argentina y nació en 1974. Publicó los libros de poesía redondel (Siesta 1998-2003), Estremezcales (Tsé Tsé 2000), Petróleo (Eloísa 2002) y El-pe-Yo (Paradiso 2003) + las plaquetas Soleros (1998 BAND), Incrustaciones en confite (1999), Villa Ventana (Arte Plegable, con ilustraciones de F. Fazzolari, 2003) 3/3/3 (PDD 2005), Solaris (pájarosló, bilingüe, 2007), Variaciones de Órbita (pájarosló, 2010) y Quien siempre gana es Poseidón (Tocadesata, 2011). Entre otros reconocimientos, en 2002 recibió un subsidio a la Creación de la Fundación Antorchas, en 2004 realizó una residencia para artistas becada por dicha institución y el Banff Centre de Canadá y en 2004 y 2006 recibió subsidios de Emprendimiento Cultural y como Creadora del Fondo Metropolitano para las Artes para la revista Plebella (www.plebella.com.ar), de crítica de poesía actual, de la cual es directora y donde desarrolla su labor crítica. Fue fundadora de los proyectos Zapatos Rojos, Cabaret Voltaire, Living de la Poesía, Arte Plegable y pájarosló editora, entre otros. Es egresada de la carrera de Letras (UBA). Coordina talleres de poesía (www.pajaroslocos.blogspot.com). Su blog personal es www.freschi.blogspot.com


Fragmento de Ovnipersia, Nákar Elliff-ce, tsé tsé, 2001

Estamos en el rancho de cualquierparte
en el rancho de la bienquerida por el que cruza la estrella del mediodía.
su galería se inicia a la altura del eco seno:
estoy retirado al costado del mar y descanso (pero como quien dice "ahí me comen")
y permite la costilla de la hora entrar a su sable de siesta:
no deja de temblar este hilo del que un habla cuelga.

Azulamarillo de la aguafiesta y del emerger a la espuma y al ovni de la ola:
salgo hacia donde cuelgan los trapos
sector de parición a pleno día brasa un canto que aplasta los cardos.
Vida solita entre el mar y la ropa disparada contra el suelo:
mi ranchera es mi germen de naviger,
fotografemas del espacio en sus paredes caseras
la vuelven el módulo de desconocimiento que orbita la arena.

ná Khar Elliff-ce editó Ovnipersia por tsé-tsé, 2001, http://ovnipersia.blogspot.com/ En el 2008 naKh ab Ra edita el libro de poemas Boingo-Bong, también por tsé=tsé. Fue co-editor de la revista tsé-tsé entre los años 1997-2002, además de colaborar con ella antes y después de ese lustro. naKaZar fundó la Estación Orbital Alógena en agosto de 2002, http://www.estacionalogena.com.ar/, espacio de experimentación en arte, filosofía, literatura, microfísica, patafísica y universos-B. Editó por Eloísa Cartonera el relato Umbanda-Jackson, año 2003, con ilustraciones de María Delia Lozupone. Elina Khar es perfórmata y fundador del Frente Dionisíaco Pyra. Escribió un Breve diccionario de brujería portátil para el tomo colectivo Nosotros, los brujos, Buenos Aires, 2008, http://www.deleuzebrujo.blogspot.com/ .



Colaboran
Facundo R. Soto/ Germán Weissi/ Paz Garberoglio/ Walter Álvarez

Organiza
Ediciones Presente
edicionespresente.blogspot.com
presenteediciones@gmail.com

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